La basílica de San Pedro, en el Vaticano, es Patrimonio de la Humanidad. En este templo de la Iglesia Católica convergen la historia, el arte y la fe.
Su importancia histórica y artística hacen de la basílica un objetivo para infinidad de turistas. Su valor religioso le otorga un carácter central para los fieles católicos.
La basílica de San Pedro es uno de los edificios más grandes del mundo. Sus dimensiones son: 218 metros de largo y 136 metros de altura. El espacio interior tiene 187 metros de largo, la anchura es de 58 metros, entre naves, y 140 metros, en el crucero. La altura de la bóveda es de 46 metros.
Por respeto a su importancia, las grandes iglesias construidas posteriormente no superan la longitud interior de esta basílica
Visitar la Basílica de San Pedro
Para llegar al Vaticano contamos con numerosas líneas de autobuses del ATAC y el metro (Línea A, estación Ottaviano) que nos pueden dejar en las proximidades del Vaticano.
La visita al interior de la Basílica de San Pedro es gratuita. Se accede por el lado derecho de la escalinata. Para visitar la cúpula o el Tesoro de San Pedro tenemos que pagar una entrada.
El acceso a la cúpula está situado, a la derecha, en el pórtico de la basílica, una vez pasado el control de entrada dela basílica. Para visitar el Tesoro de San Pedro, una vez dentro de la basílica, nos dirigimos hacia la Sacristía, en el brazo izquierdo del transepto.
La gruta de la basílica tiene la entrada en el pórtico de la basílica y, también, en el primer pilar derecho de la cúpula en el interior de la basílica.
Si queremos visitar la necrópolis preconstatiniana y la tumba de San Pedro, debemos hacer una solicitud, con antelación, en el “Ufficio Scavi” al que se llega atravesando el arco de la fachada bajo el reloj izquierdo. También se puede solicitar mediante correo electrónico.
Consejos para la visita
Básicamente hay dos recomendaciones a tener en cuenta: la vestimenta y los bolsos o mochilas.
En cuanto a la vestimenta, no se permite el acceso vistiendo camisetas sin mangas y/o escotadas, así como minifaldas o pantalones cortos.
Si el bolso o mochila es de tamaño grande habrá que dejarlo en el guardarropa.
Y ya que estás aquí, sin duda te recomendamos que reserves tus entradas Capilla Sixtina, no puedes irte del Vaticano sin ver esta maravilla.
Un poco de historia de la Basílica de San Pedro
La actual basílica de San Pedro está edificada sobre la antigua basílica constantiniana que, a su vez, está edificada sobre la tumba de San Pedro.
San Pedro fue martirizado en el Circo de Nerón que ocuparía el área situada a la izquierda de la actual basílica.
El punto central del Circo de Nerón estaría situado en el lugar que ocupa la actual sacristía de la basílica. En ese punto estuvo situado el obelisco que, hoy en día, se encuentra en el centro de la plaza de San Pedro. Este obelisco sería “testigo” del martirio de San Pedro.
La tumba de San Pedro se encuentra en la necrópolis subterránea. Esta necrópolis fue excavada durante el papado de Pio XII y se retomaron las excavaciones con el Papa Pablo VI. El 26 de junio de 1968 se anunció que se habían encontrado las reliquias de San Pedro.
Alrededor del año 330 (d.C.) el emperador Constantino edificó una basílica en la que el altar estaba situado sobre la tumba de San Pedro. Esta posición del altar se conserva en la basílica actual.
El Papa Julio II, en el siglo XVI decidió remodelar completamente el edificio. El nuevo edificio seguiría el modelo renacentista propuesto por el arquitecto Bramante.
El proyecto del Bramante consistía en un templo con forma de cruz griega (los cuatro brazos iguales) con una cúpula central rodeada de cuatro cúpulas menores.
A partir de 1514, Rafael Sanzio se hizo cargo de las obras y, tras su muerte, Sangalio el Joven. Esto dio pie a cambios en el proyecto. Se amplió uno de los brazos para transformarla en una planta basilical de cruz latina.
En 1546, las obras son dirigidas por Miguel Ángel que centró su trabajo en reforzar los muros del ábside y diseñar la actual cúpula.
A partir de 1603, Carlo Maderno prolongó el brazo mayor de la basílica y diseñó la fachada actual. La construcción del edificio de la basílica se consideró terminada en 1626, aunque todavía quedara por construir la columnata, diseñada por Bernini.
Qué podemos contemplar en la Basílica de San Pedro
En la basílica de San Pedro hasta el más mínimo detalle es hermoso.
El pórtico de la Basílica
Flanqueadas por las estatuas de Carlomagno, a la izquierda, y Constantino, a la derecha, encontramos cinco puertas. La más antigua es la del Filarete (s. XV). Las otras cuatro fueron realizadas en el siglo XX. La más famosa de estas es la Puerta Santa que sólo se abre durante los años santos o jubilares.
Interior de la Basílica
El interior de la basílica es de una belleza exuberante y de una gran armonía.
El suelo de la basílica, en mármol, incluye elementos de la basílica constantiniana. Las hornacinas de los pilares albergan las estatuas de 39 santos fundadores de congregaciones religiosas.
De entrada nos encontramos, a la derecha, con La Piedad de Miguel Ángel. Tanto en la nave derecha o “de la epístola”, como en la nave izquierda o “del evangelio” hay diferentes monumentos funerarios.
Podemos admirar numerosos trabajos de Bernini, entre los que destacan, el “Baldaquino de San Pedro” (en el altar papal) y “La gloria” (en el presbiterio, sobre la “Silla de San Pedro”).
Un detalle a tener presente. Cualquier “pintura” o “fresco” que hay en la basílica es, en realidad, un mosaico. El único lienzo al óleo que hay en la basílica es el que se encuentra en el altar de la Capilla del Santísimo Sacramento.
Tesoro de San Pedro
En el llamado “Tesoro de San Pedro” se exponen objetos litúrgicos, estatuas y piezas procedentes de regalos de reyes y príncipes. Es de destacar el monumento fúnebre a Sixto IV, obra de Pollaiolo (s. XV).
La cúpula
Proyectada por Miguel Ángel y terminada por Giacomo Della Porta, tiene un diámetro interior de 42,5 metros y una altura, incluida la cruz, de 136 metros. La linterna tiene una altura de 17 metros.
Las grutas vaticanas
Esta zona subterránea se corresponde con la planta de la basílica constantiniana sobre la que se construyó la basílica actual. En ella encontramos el tabernáculo sobre la tumba de San Pedro, que mandó construir el emperador Constantino, así como el fresco de la “Madonna” del Trecento. Además acoge las tumbas de los papas y de algunos reyes y reinas.
La tumba de San Pedro y la necrópolis preconstantiniana
En 1940 se realizaron excavaciones por debajo del nivel de la basílica constantiniana. Estas excavaciones descubrieron la necrópolis que estaba en el lado norte del circo de Nerón. En ella hay un núcleo de tumbas paganas, con ricas decoraciones y frescos, rodeadas por tumbas cristianas, más humildes.
Entre las tumbas cristianas encontramos el “Trofeo de Galio”. Éste es un tabernáculo que señala la tumba del Apostol Pedro.
Hasta aquí esta reseña sobre la basílica de San Pedro del Vaticano. Les aseguramos que la visita a la basílica les producirá una gran admiración, ya sea por su belleza artística, ya sea por su importancia espiritual.